Hay
historias reales que parecen salidas de la mente de un brillante guionista. Como suele decirse, la realidad, a menudo, supera la ficción. Cuando descubro vidas como la que protagoniza esta entrada, me pregunto porqué se
invierten tantos millones de dólares o euros en guiones tan pobres que dan lugar a películas tan flojas, cuando hay
biografías tan apasionantes que darían para un taquillazo a la altura de El
Pianista, La lista de Schindler o La vida es bella.
Gino
Bartali fue un ciclista italiano que entre los años 1935 y 1954 (con el parón obvio de la Segunda Guerra Mundial) dominó las
grandes vueltas. Consiguió ganar 2 Giros de Italia y 2 Tours de Francia,
convirtiéndose en un ídolo para la Italia de Mussolini.
Cuando
estalló la Segunda Guerra Mundial, Bartali ya era un ídolo con un Giro y un
Tour en su haber, pero fue en esos oscuros años donde consiguió sus más
valiosos triunfos. Mientras el Partido Nacional Fascista de Mussolini lo tenía
como un símbolo, él se dedicó durante los años de la guerra a hacer de correo
para salvar la vida de 800 judios italianos que estaban en el punto de mira de
los alemanes y cuyo destino hubieran sido los hornos crematorios si no hubiera
sido por el valor silencioso de Bartali.
Bartali
transportaba documentación y pasaportes falsos en el cuadro de su bicicleta durante lo que parecían meros entrenamientos. Dicha documentación era falsificada por una red clandestina liderada por Giorgio Nissim desde
algunos monasterios y conventos de la zona de la Toscana y Umbría. En su ropa
de entrenamiento llevaba su nombre escrito, eso hacía que los soldados
italianos lo saludaran efusivamente en sus “entrenamientos” e incluso le pararan para pedirle autógrafos sin sospechar que
esos kilómetros que acumulaba en sus piernas salvaban la vida de muchas
personas. Era el correo perfecto.
Cuando
la guerra terminó, sacó partido a esos entrenamientos y volvió a ganar, con 32
y 34 años respectivamente, otro Giro y otro Tour.
Una
vez se retiró, pasó casi 50 años teniendo que escuchar que había sido el
corredor de los fascistas, a pesar de ello siempre guardó silencio y su secreto
se fue con él a la tumba en el año 2000. No fue hasta el 2003 en el que los
hijos de Nissim encontraron por casualidad un diario en donde se descubrió que
la grandeza de Bartali iba mucho más allá de sus triunfos como ciclista.
Guionistas
del mundo, aquí hay una gran historia que contar.
P.D.: Justo antes de publicar este post, tratando de documentarme algo más, he descubierto que existe una TV movie italiana del año 2006 titulada "L´intramontabile" que cuenta la vida de Bartali. Será cuestión de intentar conseguirla.
Joel
Reyes