viernes, 28 de junio de 2013

LA SIMPLICIDAD DE LA BELLEZA

Dicen que una imagen vale más que mil palabras y yo soy muy dado a enrrollarme más de la cuenta para intentar expresar aquello que pienso y siento.

Esta vez seré breve. La vida es simple, y la felicidad se esconde en las pequeñas cosas y, sobretodo, en nosotros mismos. Hay gente que se empeña en ser feliz y lo consigue, así de simple.

Cuando somos pequeños encontramos la felicidad en lo más simple, porque en realidad está en nosotros, no en el hecho que nos la aporta, no importa su valor material, pues no lo conocemos, luego nos enseñan a olvidarlo y nada parece ser suficiente, convirtiéndonos en máquinas de anhelo e insatisfacción, ¿qué es lo que nos ocurre en el camino? Sea lo que sea, me parece un "desaprendizaje" de lo más nocivo. Disfrutemos, y quien quiera entender, que entienda.

 
 

Ayer escuché una frase que me parece el resumen perfecto para este post: "Sufrimos mucho por lo poco que nos falta y disfrutamos poco de lo mucho que tenemos".
 
Feliz fin de semana.

Joel Reyes

martes, 25 de junio de 2013

UN DÍA ESPECIAL

Hoy es un día especial por dos motivos.

El primero es que esta tarde a eso de las 19 horas, estaré participando en un homenaje al gran Jorge Drexler en el Libertad 8 y en él tendré el honor de estar acompañado al violín y la voz por el grandísimo Manu Clavijo interpretando “Se va, se va, se fue”, y el segundo es que después, a eso de las 21.30 horas estaré como un flan a punto de enfrentarme a mi primer concierto en solitario desde hace casi cuatro años en el Dog & Roll, un concierto en el que van a ocurrir cosas muy bonitas y especiales.

Hoy es, por tanto, es un día para saborear segundo a segundo. 
Para los que no podréis acompañarme, os dejo un regalo que pude robarle a la vida ayer por la tarde mientras preparaba con Manu el tema de Drexler en casa. Esos momentos no tienen precio.


 
SE VA, SE VA, SE FUE
(Jorge Drexler)

Con el anhelo dirigido hacia ti
yo estaba sólo, en un rincón del café
cuando de pronto oí unas alas batir,
como si un peso comenzara a ceder,

se va, se va, se fue…

Tal vez fue algo de la puesta de sol,
o algún efecto secundario del té,
pero lo cierto es que la pena voló
y no importó ya ni siquiera porqué,

se va, se va, se fue…

Algunas veces, mejor no preguntar,
por una vez que algo sale bien,
si todo empieza y todo tiene un final,
hay que pensar que la tristeza también

se va, se va, se fue…

Joel Reyes


viernes, 21 de junio de 2013

SOLO ANTE EL PELIGRO

Como ya expliqué no hace mucho, este iba a ser un verano de transición. Nuestro próximo disco no verá la luz hasta después del estío y estos serán unos meses en los que tanto Ramonet como yo estaremos cada uno a la suya, cual pareja que decide darse un tiempo de respiro, para regresar tras el parón con las pilas cargadas y preparados para volver a la carga con la misma ilusión y un puñado de nuevas canciones que estamos deseando enseñar a todo el mundo.

Pero como se suele decir, la cabra tira al monte y el escenario es nuestro monte. Así que no puedo evitar buscar algunas fechas con la que quitarme el mono y llevar mejor la abstinencia de conciertos.
Desde finales del 2009, cuando Ramonet se trasladó a Madrid, he perdido ya la cuenta de los conciertos que hemos debido dar juntos, calculo que la cifra rondará los 300 y desde esa fecha, no ha habido día en el que no haya disfrutado de su amistad y talento sobre el escenario y fuera de él. Ahora mismo sé que ambos estamos deseando compartir batallas con Miguel, Carlos, Andrea y Alex, con los que hemos formado un equipo que vence y convence, con el que no dejamos de aprender, de reír y sobretodo de disfrutar como pudisteis comprobar los que nos acompañasteis en nuestro estreno en el Orange Café el pasado 18 de abril. Una banda nunca tiene tanto sentido como cuando está integrada por amigos.

Pero como suele decir mi amigo Josepe, hay que salir de “la zona de confort” para adentrarse en terrenos menos cómodos pero igualmente motivadores e interesantes, y como no quiero que la inquietud deje de acompañarme en el camino, el próximo martes 25 de junio me enfrentaré a mi primer concierto en solitario desde hace casi cuatro años. Lo escribo y me pongo nervioso. Saber que esta vez no habrá nadie que me acompañe me provoca un poco de vértigo, pero ese vértigo no me quita las ganas de saltar.
 Sé que será extraño, y que voy a echarles mucho de menos, en especial a Ramonet, pero me apetece mucho, y si a eso añado que será en un lugar inédito, el DOG AND ROLL, y completamente desenchufado, sin micro de por medio, es decir, sin trampa ni cartón, aún la cosa resulta más motivante. Como tocar en el salón de casa para tus amigos, literalmente.
No será este un concierto de Malacabeza, puesto que sólo estará el 50% de su base y me apetece hacer algo diferente. Por supuesto que caerán temas de nuestros dos discos, pero me apetece centrarme en temas que no solemos tocar tanto, temas que se han quedado fuera de nuestros discos y algún que otro tema que las musas me han regalado en los últimos tiempos… y versiones, unas cuantas versiones que realmente me apetezcan, sin ningún criterio concreto, sólo el de pasarlo bien cantándolas y refrescarme.

Me gustaría compartir esa noche con vosotros, estoy seguro que será muy especial por muchos motivos. No lo olvidéis; Martes, 25 de Junio, 21.30 horas, entrada gratuida, en DOG AND ROLL, Palafox, 3, metro Bilbao, MADRID.

Joel Reyes

martes, 18 de junio de 2013

UNA DE ESPÍAS

Reciéntemente se ha desvelado que el gobierno de EE.UU lleva tiempo “espiando” a sus ciudadanos, controlando sus movimientos telefónicos o a través de la red. Personalmente, la noticia apenas me ha arrancado una irónica sonrisa. Que nos sorprenda que los gobiernos de casi todos los países controlen a sus ciudadanos de una u otra manera es como sorprendernos ante un nuevo amanecer. Si además hablamos de los EE.UU y su política de justificarlo todo en el nombre de la seguridad del país, ya ni hablamos.

Internet y la tecnología en general, son lugares por donde creemos campar a nuestras anchas, pero hemos llegado tan lejos que ya no sabemos encontrar el camino de vuelta a casa. Nosotros estamos matando nuestras vidas privadas. Nosotros estamos jugando, queriéndolo o no, a controlar las vidas de otros.

Hoy en día, gracias a los teléfonos móviles, no coger una llamada es poco menos que una afrenta, estar localizable 24 horas al día es casi una obligación, y en muchos casos motivo de trifulca. Recordemos que, no hace tanto, apenas 15 años, los móviles eran un lujo al alcance de pocos.


Todos somos pequeños y truculentos espías. Internet nos abre las puertas a un mundo de espionaje y morbo escondidos tras la “privacidad” de nuestra pantalla. La televisión es otro método de espionaje pero sin ningún tipo de filtro: observar las vidas de los demás, sus trapos sucios y sus miserias es uno de los deportes nacionales, el espionaje legal y en abierto.

Si hablamos del correo electrónico, hay vidas en esos buzones virtuales, literalmente. Historias de todo tipo que se han desarrollado vía mail, donde antes había un montón de cartas amarillentas atadas con un lazo, ahora hay carpetas virtuales con millones de historias.

Facebook se ha convertido en el chivato oficial del reino. No puedes moverte sin que alguien te retrate, te etiquete, y tus movimientos queden expuestos a los ojos de cualquiera, quieras o no; “Ayer no veas que fiesta, ¿eh?”, “¿Cómo lo sabes?, “Facebook”. Por no hablar de las conversaciones por chat que indican si escribes desde casa o desde tu móvil; ¿de verdad es necesario ese dato? Sutil pero efectivo. La privacidad es la utopía de nuestro tiempo, y ya es difícil de mantener incluso dentro de nuestro hogar.

 

 
¿Y qué decir de nuestro inseparable Whasapp? eso de poder ver si alguien está en línea, si te ha leído, si te ha contestado o no, a qué hora se conectó por última vez, etc., da mucho juego para las mentes más impacientes y dadas a volar en la dirección inadecuada y todos mantenemos (o al menos yo) una relación de amor-odio con ese invento tan práctico como nocivo que se ha convertido en nuestro Gran Hermano de bolsillo.


Pedimos a gritos libertad mientras no dejamos de rodearnos de herramientas de control y vigilancia. Y sí, nosotros elegimos y es lo que CASI TODOS hemos elegido. Cuanto menos curioso.

Así pues, en un mundo lleno de pequeños espías ávidos de morbo y curiosidad, ¿quién puede sorprenderse de que el gran Godzilla del mundo occidental se entretenga espiando a sus ciudadanos en pos de su seguridad?

Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

Joel Reyes

viernes, 14 de junio de 2013

WERT PARA CREER

José Ignacio Wert, “nuestro” ministro de cultura, concedió hace poco una entrevista a Rolling Stone y se vino arriba. Sintió el poder de sus warholianos 15 minutos de gloria y habló de más, como un Liam Gallagher cualquiera. Vino a decir que los músicos tienen que cobrar menos y que la música es cara. Casi ná. Y utilizó esa frase que por manida, no deja de ser igualmente demagógica, “cuando llueve, llueve para todos”. Y una mierda.

Quiero creer que cuando se refiere a lo que cobran los músicos, se refiere a los cachés de los Alejandros Sanz, Migueles Bosé, Shakiras o demás vacas sagradas del starsystem, porque si se refiere a la inmensa mayoría de los músicos de este país, más vale que no se los encuentre de copas por ahí, aunque seguramente no frecuentamos los mismos bares, artista.

A lo largo de mi carrera profesional he tenido la suerte de conocer a grandísimos músicos que podían vivir de tocar con un solo artista cuando las giras eran giras y no la palabra tras la que se esconden 5 bolos en todo el verano. Hoy en día la mayoría de esos músicos tienen que pluriemplearse, solapando bolos, enviando sustitutos, y aún así, a duras penas consiguen acumular algo parecido a un “sueldo”. Y esos son los “clase A” o “primera división”, luego estamos todos los demás, los que tenemos que hacer verdaderas virguerías para conseguir vivir de aquello que nos gusta, que cogemos un coche y nos arriesgamos a ir a cualquier lugar sin saber si habrá o no público y si cubriremos gastos. Señor Wert, usted también habla de nosotros, y si nos bajamos más el caché nos tocará pagar (como ya nos toca en muchas ocasiones), y no, amigo, no es demagogia, es la puta verdad, la que muchísimos músicos viven a diario.

Pero claro, eso lo dice alguien con un sueldo por encima del 99% de los músicos (y de cualquier trabajador de otro sector) de este país, con dietas, desplazamientos y demás aparte, eso en la superficie y lo legal. Para pedir esfuerzo hay que predicar con el ejemplo y nuestra clase política no lo hace, “no llueve para todos, llueve para los de siempre”.
 


El otro día leía que un parlamentario cobra el doble que un médico y el triple que un profesor. ¿De verdad que estos señores creen que su labor es el doble de importante que la de un médico y el triple que la de un educador? Espero que no, que al menos no lo crean, pero claro, lo crean o no, son ellos los que legislan y los que negocian los convenios. “Hago la ley, hago la trampa”.

Educación, sanidad y cultura. ¿Aún seguimos pensando que estos recortes son únicamente motivados por la crisis? Yo no. Viendo el comportamiento de nuestra clase política, la pregunta no es si son más necesarios que un educador o un médico, sino, ¿quién va a estar preparado dentro de unos años para manejar esto si derribamos los tres pilares que sustentan los cimientos de un país?

En este país, si eres Bisbal o la Pantoja, eres un artista, admirado y respetado, el resto somos vistos (por una parte importante de la sociedad) poco menos que como vagos que queremos vivir sin dar un palo al agua, es por eso que a menudo nos "recomiendan" que nos busquemos un trabajo “como Dios manda”. Mientras no se respete esta profesión como cualquier otra y se le dé el valor que merece, habrá señores, como Wert, que desde su atalaya seguirán diciendo con la boca llena, que otros se sigan apretando el cinturón.

Señor Wert, castigado al rincón de pensar.

Joel Reyes

martes, 11 de junio de 2013

UMBRAL DE FRUSTRACIÓN

El otro día, ojeando esa prensa que ya se asemeja más a “El Caso” o el “Cuore” que a la tradicional prensa de información general, me llamaba la atención una noticia del lado más amarillo; Paris Jackson, la hija de Michael Jackson había intentado suicidarse.

Partiendo de la base de que el suicidio y la depresión son temas muy delicados que no hay que tomarse a la ligera y de la falta de información de este tipo de noticias, me ha dado por pensar en el umbral de frustración que cada cual poseemos.
Es cierto que si me pongo a pensar en este tipo de personajes me planteo que no debe ser fácil gestionar tu carácter y tu forma de ser viviendo en una burbuja de sobreprotección y lujo en la que todo el mundo te está diciendo lo maravilloso que eres desde el día que naciste. Tu umbral de frustración en estos casos se me antoja debe ser muy bajo, puesto que en tu mundo casi siempre lo has tenido todo con un chasquear de dedos. Muchas de esas personas se aferran al argumento de que es muy difícil vivir con esa presión, con las comparaciones con sus progenitores, con el estar constantemente sometido a la exposición mediática, me da que es más difícil vivir con otro tipo de presiones más “mundanas”, aunque entrar en esos terrenos puede sonar obvio y demagógico. No, imagino que no es fácil, pero en estos casos creo que el papel de la familia y una figura que no te deje separarte demasiado del suelo y la realidad es clave para el desarrollo de esos niños. Pienso en Rafa Nadal y no puedo evitar quitarme el sombrero ante él y su familia.


El mundo en el que vivimos nos hace caprichosos, nos hace estar constantemente deseando algo nuevo, algo diferente, el problema es acostumbrarse a poder tenerlo todo, eso reduce muy mucho ese umbral, eso hace que cualquier pequeño contratiempo se convierta en una montaña difícil de escalar y llega la frustración. La pataleta del niño que no puede conseguir lo que quiere la podemos extrapolar sin  mucho esfuerzo a la reacción que muchos adultos tenemos cuando la vida o las circunstancias nos niegan nuestro último deseo.
Dicen que una vida se define no por las veces que has caído, sino por las que te has levantado, que es una carrera de fondo, una niña caprichosa que te da y te quita, que deja que te confíes para, de pronto, ponerte en tu sitio. Saber gestionar esos momentos de frustración es muy importante para seguir adelante. Discernir entre lo que verdaderamente importa y lo que es superfluo es clave para alcanzar esa utopía que es la felicidad o ese estado de calma para contigo mismo.

Esta sociedad nos programa para perdernos en lo superficial, para enmascarar nuestras taras con apariencia, pero cuando estamos a solas, cuando se cierra la puerta, ni nuestras muletas sociales ni nuestro maquillaje pueden ayudarnos, nos toca mirar dentro, y es entonces cuando descubrimos quienes somos de verdad, sin ornamentos, es entonces cuando comprendemos que en las pequeñas cosas, en todo aquello que no puede comprarse, es donde radican los cimientos que sustentan eso que llamamos “estar en paz”.
Joel Reyes

viernes, 7 de junio de 2013

ALIENS EN LA TIERRA

Hace poco andaba yo escudriñando con mis amigos alguna nueva serie que llevarme a los ojos y alguien mencionó que entre sus descubrimientos y en el apartado de series ligeras y cómicas valía la pena probar suerte con “The neighbors” (“Vaya vecinos” en la siempre particular traducción española).

Ya desde el primer episodio me resultó muy divertida y con un humor bastante pasado de vueltas que me enganchó enseguida. La recomiendo para esos momentos en los que no nos apetece pensar más de la cuenta.
Pero será porque no puedo evitarlo o porque estoy fatal de lo mío, que me da por sacarle punta a todo y ver mucha crítica sumergida y mucho más ingenio del que se antoja en un primer y lúdico visionado.

La serie se centra en una de esas urbanizaciones al más puro estilo Tim Burton en Big Fish, situada en las afueras de New Jersey llamada “Hidden Hills” que ha sido tomada en su totalidad por un grupo de alienígenas con apariencia humana (no siempre) que llegaron a la tierra hace 10 años para investigar nuestras costumbres y forma de vida.

Lo curioso de la serie radica en cómo perciben y asimilan los extraterrestres  algunas de nuestras costumbres y comportamientos, lo cual provoca situaciones muy cómicas que nos hacen ver lo absurdo de muchos de nuestros convencionalismos y costumbres.
En uno de los primeros episodios, la mujer de la pareja extraterrestre protagonista debe asistir a una reunión de amigas de la protagonista humana y para aprender cómo comportarse toma como ejemplo un programa de TV llamado “Amas de casa de New Jersey”. La escena no puede ser más divertida y esclarecedora.

De pronto he recordado una película francesa titulada “La Belle Verte” en la que una mujer de un planeta verde en el que la sostenibilidad, la ecología y el apoyo de la comunidad rige sus vidas llega al París del año 2000 y alucina con la locura de nuestra vida. En una de las mejores escenas que recuerdo, una mujer intenta explicar a la “alienígena” porqué se pinta los labios. Es brutal y nos hace entender de la forma más inocente e infantil la locura en la que hemos convertido nuestras vidas envueltas en eso que llamamos evolución y apariencia.
Volviendo a “The neighbors” me he imaginado que unos extraterrestres llegaran a España y vieran nuestra televisión para aprender a comportarse en sociedad. No voy a poner ejemplos para no caer en lo obvio, pero se me antoja muy interesante saber qué pensarían de nuestro país y su nivel de desarrollo si se basaran en los programas que dominan la parrilla televisiva y social, apuesto a que concluirían que estamos completamente locos y al borde de la extinción y saldrían corriendo. Tal vez todo sea un sofisticado método de defensa contra la invasión alienígena y estamos minusvalorando a nuestros gobernantes. Yo, por si acaso, hace tiempo que dejé de ver la tele, y juro que no soy un alien, creo.

Joel Reyes

martes, 4 de junio de 2013

TRENES

Sentado en un banco del andén
veo pasar las vidas que ya no viviré
las que, finalmente, no serán mías,
las vestiduras que nunca más portaré,
algunas saludan amables,
otras ni reparan en mi presencia.

Reviso los tatuajes que casi todas ellas dejaron en mi piel,
algunos aún sin curar, otros descoloridos por el paso del tiempo,
las cicatrices, las sonrisas, lo aprendido, todo es mío, mi arquitecto,
y aunque estoy tentado de dejar que la melancolía tome asiento a mi lado,
una sonrisa en mi rostro gana la partida reparando en la fortuna de lo vivido,
desterrando así, la tristeza por lo que no fue.

Soy un puzzle construido con trocitos de todos esos trenes que pasaron,
que degusté, que unas veces dejé escapar y otras partieron sin mi
saboreo los adioses como preludio de nuevos holas,
y cuando apenas mi mente está abandonándose al sueño del recuerdo,
oigo silbar, a lo lejos, el tren de todo lo que aún está por venir,
de todo lo que aún está por vivir.



TRENES
 
TRENES, QUE PASAN, SE PIERDEN Y NO VUELVEN
TAN RÁPIDOS QUE NI SE DETIENEN
QUE VUELAN, QUE NO MIRAN ATRÁS
 
NUNCA ESPERAN A QUE HAGAS LAS MALETAS
NO PUEDES DUDAR O TE DEJAN ATRÁS
SIN TIEMPO PARA REACCIONAR
 
TRENES, TRENES
 
TRENES, BILLETES QUE NUNCA SE DEVUELVEN
QUE NO SIEMPRE LLEVAN DONDE QUIERES
QUE ACABAN EN VÍAS MUERTAS
 
PUEDE QUE NUNCA LLEGUEN A SU DESTINO
PERDIDOS EN MEDIO DEL CAMINO
SE OXIDAN POR NO DESCARRILAR
 
TRENES QUE SE PIERDEN
TRENES QUE NO VUELVEN
TRENES QUE SILBAN Y SE VAN
 
TRENES QUE NO ESPERAN
TRENES QUE ATROPELLAN
TRENES QUE DEJAMOS PASAR