Hoy hemos llevado a cabo la segunda sesión de trabajo en los
estudios MBG Audio que Miguel Ángel Barberán tiene en San Salvador (Tarragona).
La verdad es que el parón de estos días debido a mi viaje a
Madrid, que ha coincidido con una escapada de Miguel (Zanón), nos ha venido muy
bien a ambos.
Como ya he dicho muchas veces, la grabación de un disco y su
consiguiente producción, es una constante toma de decisiones (decisiones que
quedarán registradas de por vida), un constante intercambio de opiniones (que
no siempre coinciden), y el estrés que supone la duda pertinaz de si estaremos
tomando las decisiones “correctas”. Ambos hemos regresado al trabajo con aires
renovados y la cabeza mucho más despejada para afrontar la recta final de la
grabación y se ha notado en la fluidez de estos dos días.
El primer día comenzó con la grabación de un contrabajo para
“Cuando todo sea silencio” por parte de Pepe Sáez. El carácter canalla que la
canción ha ido tomando, una especie de country con cierto aire “manouche” (para
los más curiosos, san google os situará), pedía a gritos ese toque que da el
contrabajo y su consiguiente pulsación, mucho más agresiva y orgánica. Pepe se
marcó una línea brutal con su instrumento, una joya de más de 80 años de
antigüedad, una maravilla para los ojos y los oídos.
Tras eso, Miguel Zanón productor dejó paso al Miguel Zanón
guitarrista, dejando los mandos de la nave a Miguel Ángel Barberán. Miguel
siempre se ha quejado, con razón, de que es muy jodido ser productor y
guitarrista a la vez, estar pendiendo de todo y de nada al 100% a la hora de
grabar guitarras, y sé que para él ha sido un gran alivio ese punto de
confianza con Miguel Ángel para centrarse en lo que tocaba hacer en ese momento,
grabar el grueso de las acústicas de “El fuego amigo”.
Cualquiera que haya grabado un disco sabe de la velocidad a
la que las horas vuelan en un estudio y lo poco productivas que a veces
resultan. Ayer Miguel dio una lección de eficiencia y velocidad. En una sola
jornada consiguió ventilarse todas las guitarras del disco, al menos, todas las
que podíamos grabar hasta este momento. Tengo la sensación de que si hubiera
habido más temas que grabar, lo hubiera hecho. Como él mismo dijo hacia el
final de la jornada: “Ya no siento los dedos, aguanto lo que me echen”. Me
quito el sombrero ante su trabajo. Pronto os lo quitaréis vosotros también. No
os engaño.
Y pasamos al día de hoy. Me tocaba saltar al campo y
reconozco mi nerviosismo. Anoche me escapé a ver a Miguel y Maribel, o lo que
es lo mismo, Rest´n´Peace, al Absenta de Reus, y me costaba apartar de mi
cabeza el hecho de que al día siguiente tocaba madrugar y cantar. Fui un niño bueno
y me retiré nada más acabar el concierto.
Esta mañana a las diez, Pepe, Miguel Ángel, Miguel y yo,
estábamos al pie del cañón. Reconozco la tensión que me acompañaba. Las
primeras pruebas y calibrados me dieron muy buenas sensaciones, la voz sonaba muy
bien y la escucha era perfecta.
El primer tema ha sido “Hymnopia”, casualmente, el tema que
abrirá “El fuego amigo”. Me he sentido cómodo e inspirado. Eso me ha dado
confianza y me he asentado frente al micrófono. Luego han ido cayendo,
sucesivamente, “A destiempo”, “Cuando todo sea silencio” y, por último “El
cazador”, que ya se vislumbra como una de mis favoritas del disco. Un tema que
me emociona cantar y un arreglo arrebatador que te lleva en volandas.
No esperaba ventilarme 4 temas en apenas media jornada.
Estoy muy contento con el resultado, aunque es de ley reconocer que hoy me he
enfrentado a los temas con los que me siento más cómodo y tenía más por la
mano. Mañana llega la prueba de fuego y toca enfrentarse a los huesos duros,
pero me siento arropado y confiado, además, como hace poco me dijo una amiga,
“si fuera fácil, lo harían otros”.
Mañana más y mejor.
Buenas noches.
Joel Reyes