martes, 12 de julio de 2016

DE TOROS Y ANIMALES

Ni siquiera me he atrevido a mirar la fecha de la última entrada que escribí en mi blog, solo sé que hace mucho, mucho tiempo que no escribo.

Tengo amigos que dicen que tal vez el mundo no necesite que sigamos escribiendo canciones o soltando nuestras opiniones por esto de la red, y está claro que seguramente es así. Nada se para porque callemos, ni siquiera porque desaparezcamos, física o metafóricamente.

Vivimos en un nuevo escenario desde hace tiempo. El escenario en el que todo el mundo puede opinar y mostrar sus opiniones al mundo (lo necesite este o no), eso facilita dos cosas: descubrir personas y cabezas maravillosas con pensamientos igual de maravillosos y otras cabezas que podrían dedicar su tiempo y esa cabeza a pensar las cosas un poco antes de soltarlas al mundo.



Vivimos en la sociedad del enfrentamiento, de la división, da igual el motivo, lo importante es estar dividido, y, no solo eso, el creer que estamos en el lado de la razón y lo razonable.

Cuando no es la política es el futbol, cuando no es la muerte de un torero, el caso es sacar a relucir toda la rabia y frustración que llevamos dentro sin pensar demasiado lo que se dice, lo importante es desear el mal ajeno y no aprender nada de las lecciones que nos da el mundo a diario. Decir lo diferentes que somos de “los que se equivocan” y lo acertados que estamos en nuestras elecciones.

No seré yo el que dé consejos a nadie, que bastante tengo con buscar mi equilibrio, pero me he dado cuenta que aquí en cuanto opinas de algo, por muy razonable y educado que intentes ser, te cae una somanta de hostias y te quedas con ellas, las merezcas o no, porque siempre hay algún “erudito” que ha llegado para aleccionarte y enseñarte unas cuantas cosas. Eso por no hablar de las puñaladas por la espalda, la sonrisa de frente y la crítica descarnada en cuanto te giras, incluso de los de “tu bando”.

Ya con las elecciones se ha visto que nuestra capacidad de autocrítica está a la altura de la gestión que nuestros políticos hacen de nuestros votos. Los malos son los demás, nosotros lo hacemos todo bien y chinpún.

Luego está el futbol. Buf, que pereza. Sigue siendo el opio del pueblo… el opio y la pólvora para tener una excusa y explotar a gusto. Nos quejamos de que nos roban los políticos (sobretodo los que no son cercanos a nuestra ideología), pero si quién defrauda es un futbolista de nuestro equipo lo defendemos, o si es un artista que nos mola, o un actor que nos cae bien… en fin… toda esta sinrazón se resume en una frase que he oído muchas veces a lo largo de mi vida… “si tienen que robar, mejor que roben los nuestros”,  los nuestros, si.



Y luego están los que para denunciar la barbarie se convierten en los más bárbaros del mundo, encontrando respuesta en eso de “el fin justifica los medios”. ¿Sabéis? Hace tiempo Hitler utilizó ese mismo argumento para defender su “causa”. La red está llena de “nazis” disfrazados de progres, liberales y modernos tolerantes.

Se dice que el refranero popular es sabio y en muchas ocasiones así es, lo de “ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio”. Leo tantas barbaridades a diario y tanto listo desaprovechado que este post podría ser infinito.

Nos reímos de la muerte de un matador de toros (estoy radicalmente en contra de las corridas y de cualquier tipo de maltrato animal, pero eso no justifica las salvajadas que se han dicho estos días) mientras leemos nuestro Twitter en las fiestas de San Fermín y nos comemos una hamburguesa de McDonalds. El mismo partido que prohíbe las corridas en Barcelona apoya “correbous” en el sur de Tarragona apelando a la tradiciones de esta tierra… como diría un “Millenial”… WTF!!!. Aquí, el que más y el que menos, andamos muy justitos de coherencia.

http://www.lavanguardia.com/local/tarragona/20160502/401510029469/agresion-dos-animalistas-correbou-mas-de-barberans.html

Que cada cual sepa el camino que escoge. Yo solo sé que si queremos mejorar algo tenemos que buscar puntos en común, respetar la diferencia y aprender a ser y dejar ser, no sólo a pedirlo para nosotros cuando nos interesa, sino también a darlo. Ya sabéis eso de “ojo por ojo y el mundo acabará ciego”.

Por encima de derechos, sentido común, libertad de expresión y demás debe primar una sola palabra: RESPETO. Si no eres capaz de darlo, no podrás exigirlo.

Y de respeto y educación andamos muy justitos en este país, lo llames como lo llames y hables de lo que hables.


Joel Reyes

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