viernes, 31 de mayo de 2013

TONTOS Y HOMOGÉNEOS (II)

La conversación ha derivado no sé muy bien cómo en la forma en que está desapareciendo el pequeño comercio y como estamos homogeneizando un mundo en el que todos compramos en las mismas tiendas, comemos en los mismos lugares y cada vez cuesta más marcar la diferencia y no perderse entre la muchedumbre y el ruido.

Alex ponía la Gran Vía como ejemplo de ello. Hace menos años de los que podríamos pensar, la Gran Vía madrileña era un lugar donde el pequeño comercio convivía con las grandes marcas, donde había cines emblemáticos que ya son historia y una posibilidad de elección que ya no existe. Yo aún tuve ocasión de conocer el Madrid Rock (mítica tienda de discos) que ahora ocupa un Bershka.

Hoy en día la Gran Vía se ha convertido en Inditex Boulevard, salpicado con otros grandes mastodontes del textil y la alimentación; Starbucks, Mc Donalds, Burguer King, Zara, H&M, Springfield, Pull & Bear, Stradivarius, Bershka, Mango, etc., copan la gran mayoría del espacio entre el edificio Telefónica y la Plaza de España y nosotros devoramos sus tentaciones como zombies alienados salidos de The walking dead. En el camino, cines y teatros han perdido la batalla contra el desinterés por la cultura y el imperio del señor Ortega.

En definitiva, y en mi opinión, caminamos de forma imparable hacia el triunfo de la marca como signo distintivo, la homogeneización, o, si se quiere, la diferenciación por marcas (las marcas que consumes hablarán de tu posición y nivel de éxito). El consumo como forma de control, de posicionamiento, tanto consumes, tan bien te va; todos vistiendo igual, consumiendo lo mismo, escuchando lo mismo, pensando lo mismo para sentirnos integrados y mantener nuestro sentido de pertenencia. Sentirte especial por ser un poco más que tu vecino; competir. Sólo hay que ver los anuncios de las grandes marcas y los valores que establecen como símbolo de modernidad y éxito.

Hoy podemos comprar la misma camiseta o comer la misma hamburguesa en Madrid, París, Barcelona, Londres, Bangkok, Bangladesh, Ciudad del Cabo o Buenos Aires, mientras cada vez es más difícil encontrar esos lugares donde es posible conocer la cultura de un país, de un lugar, sus costumbres, su gastronomía, es decir, aquello que, siendo todos iguales, nos diferencia y enriquece.

Lo diferente no es especial a ojos de la mayoría, sino incómodo cuando no provocador o incluso ofensivo. Todos nos creemos en el lado correcto de la línea, tomando los caminos correctos, aunque es totalmente entendible. Aceptar que sólo hemos elegido una de las mil opciones que la vida nos podría haber deparado no debe ser plato de buen gusto, tenemos que convencernos de que es la mejor. La elección acota, mientras no eliges, todo es posible.

Y, por si alguien lo duda, yo no me creo en poder de ninguna verdad, como dije, soy un abogado del diablo que pone todo en duda, mis decisiones sobre todo, y la mayoría de las cosas que escribo también me golpean a mí, porque como dejé claro, esta es mi terapia.

Joel Reyes

 

martes, 28 de mayo de 2013

TONTOS Y HOMOGÉNEOS (I)

Desde hace unas semanas he vuelto a establecer mi residencia en Madrid después de un año de idas y venidas entre nuestro periplo insular y la grabación de nuestro nuevo disco en tierras tarraconenses. Por diferentes motivos que no vienen al caso, no me apetecía volver a mi casa y decidí que era un buen momento para airearse y reencontrarme con Madrid en compañía.

He vuelto a vivir con mi amigo Alex, ya viví con él tres años en esta misma casa, y ambos me han vuelto a acoger con los brazos abiertos y el mismo espíritu de calma y búsqueda, de paz y bienestar.

Llevaba mucho tiempo viviendo solo y uno se acostumbra a ello, a gestionar sus manías y defectos de la mejor manera que sabe, puesto que no queda otra, pero me ha sorprendido la facilidad con la que me he adaptado de nuevo a compartir piso con alguien (habría que preguntar a Alex si le ha ocurrido lo mismo).

Convivir con Alex es un privilegio, una especie de Erasmus hacia un lugar donde aprendes algo nuevo cada día si sabes escuchar y observar. Alex es un conversador impresionante, una fuente de sabiduría, alguien dulce y amable que sin aspavientos te ofrece lo que tiene, pero también alguien divertido y sin complejos que sabe disfrutar de la vida y sus placeres. Soy un privilegiado, no dejo de repetírmelo, por infinidad de motivos, pero ahora añado el privilegio de volver a disfrutar de su compañía y de todo lo que ello conlleva.

 
Y, por cierto, antes de entrar en materia, Alex es un viajero impenitente y en el camino se ha convertido en un cocinero impresionante y yo en el conejillo de Indias más feliz del mundo. Aquí tenéis su blog de cocina asiática, donde, si sabéis buscar, encontrareis mucho más que platos maravillosos. Alex lo sazona todo con vida y sabiduría:


Ayer, mientras desayunábamos y leíamos la prensa del día, empezamos una conversación acerca de la ya casi oficial muerte de la cultura en este país. Alta Films, probablemente la más longeva e importante productora y distribuidora cinematográfica de este país, cierra sus puertas después de 40 años de actividad. El cine español agoniza en los platós y las salas y el número de espectadores no deja de descender.

La música sobrevive a duras penas gracias al directo para los más privilegiados, mientras el circuito más underground (el de verdad, no el super cool indie actual) agoniza debido al constante cierre de salas o a las mil trabas que ponen a todos aquellos que intentan apostar por las actuaciones en directo, por no hablar de la falta de legislación para “legalizar” nuestra actividad como músicos. La venta de discos es algo que pertenece al pasado y Spotify se ha convertido en nuestra discoteca virtual, tan cómoda como fría.

Lo del libro es sólo cuestión de tiempo. Las pequeñas librerías sobreviven con el agua al cuello. El e-book y la pérdida del escaso interés que, en general, tenemos por la lectura, sustituido por una absorción absoluta por parte de los smart phones (léase whasapp, videojuegos, etc.) e internet, nos está idiotizando más de lo que ya lo estábamos. El otro día me ocurrió algo muy significativo en el metro: en un vagón íbamos 12 personas, 9 de ellas estaban ocupadas con sus móviles, unos con el whasapp, otros con algún videojuego, nadie leía, nadie. Sí, todavía se lee en el metro, pero hemos perdido mucho terreno y muy rápidamente y mucho me temo que es este un camino sin retorno.

Si a eso añadimos la televisión que tenemos, la que consumimos, la nueva generación de “Hombres, mujeres y viceversa” y sus correspondientes “porteras”, esos elementos que ya podemos ver en cualquier ciudad, chicos y chicas ciclados y/u operados cuya única aspiración en la vida es convertirse en “famosos” a través de cualquier reality o de un braguetazo de los de toda la vida. ¿Quién necesita una mente amueblada si está como un queso? Pues eso. Que estamos construyendo un futuro muy negro, en el que la cultura, la educación y el respeto por el ser humano dará paso (o dará un paso más) al culto por lo superficial y aparente, a la ley de la juventud y la fuerza y a una sociedad cada vez más egoísta y ajena a los problemas de los demás.

Releo mi discurso y tal vez me esté haciendo viejo. Afortunadamente, de vez en cuando descubro gente muy joven que se sale de ese estereotipo y aporta una luz de esperanza, un giro en la tendencia. Sólo el tiempo dirá si esa generación cambiará algo o será la marabunta de la inercia, la homogeneización y la mediocridad, la que campe a sus anchas por nuestro futuro.  
 
Yo aún mantengo la esperanza en el individuo y en su capacidad de cambiar las cosas desde el cambio individual, eso sí, hay que darse prisa, ya llegamos tarde.
 
Joel Reyes
 
P.D.: Por cierto, aquí os dejo el link a un blog de una de esas luces a las que me refiero:
 
 
 

lunes, 27 de mayo de 2013

BIENVENIDOS A MI PEQUEÑO UNIVERSO DE SERES Y ESTARES

Hace ya un tiempo que me rondaba la idea de abrir mi propio blog.

Si bien hace tiempo que taladro vuestras cabezas desde el blog de Malacabeza, más de una vez he sentido (y seguramente él también) que Ramonet no tenía por qué estar de acuerdo con muchas de las opiniones y paranoias que se vertían en mis posts y aunque cada cual es dueño de las palabras que firma, creo que este espacio evitará alguna que otra incomodidad.

Los que me conocéis un poco sabéis que de vez en cuando me da por enfadarme con el mundo y muchas de las cosas que en él ocurren y no siempre sentía que un blog que nos representa a ambos fuera el lugar más adecuado para ello. Es cierto que me cuesta disociar al tipo que canta y escribe las canciones en Malacabeza del que vomita arengas en su pequeño universo de seres y estares, pero sí creo que es de ley que, si bien muchas de las entradas que publique aquí tendrán cabida en el blog de Malacabeza, ese espacio sea más el mundo en el que convergemos ambos (Ramonet y yo) y en este espacio pueda responder al 100% de mis divagaciones sin peligro de arrastrar a nadie en mis pequeñas revoluciones internas.
 

Dicho esto pues, con este post queda inaugurado este blog. En el habrá un poco de todo: reflexiones, poemas, videos, críticas, verborrea gratuita y sin sentido, canciones perdidas o encontradas, posts que publiqué en su día y que considere que no han perdido validez, en definitiva, cualquier cosa que sienta la necesidad de sacar, mostrar, expresar o compartir con quien la quiera recibir.
Bienvenidos/as.

Pasen y lean/vean.
Joel Reyes