martes, 20 de agosto de 2013

CASTELLS

No soy especial amigo de las tradiciones, por las connotaciones vitales que conllevan. Las tradiciones son inmovilistas y por tanto poco amigas del cambio y la evolución.  Todos seguimos tradiciones, unos más que otros, unos con más entrega que otros.

Una costumbre o tradición es algo que se ha perpetuado en el tiempo en una sociedad. Hay tradiciones ancestrales que han sido eliminadas de nuestra cultura por razones obvias (la lista sería interminable) y muchas otras que se perpetúan en pleno siglo XXI y que dicen muy poco de nuestra evolución como seres humanos. Una tradición es un signo de identidad, pero hay tradiciones que no identifican nada bueno. No entraré en detalles por no levantar ampollas demasiado dolientes.

Todo este rollo introductorio viene a cuento para hablar de una tradición muy arraigada en mi tierra, Tarragona. Los “castells” (castillos en catalán). Para los que lo desconozcan, los “castells” son, básicamente, una torre humana, y es una de las tradiciones más arraigadas en la cultura catalana y en especial la tarraconense. 200 años de historia los contemplan. A finales del 2010 los “castells” fueron declarados Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Es complicado explicar sobre el papel que es un “Castell” y creo que especialmente en este caso, una imagen vale más que mil palabras.

He leído que ayer durante la “diada castellera” de las fiestas de San Magí en Tarragona hubo un accidente durante una de las construcciones. Afortunadamente la niña o “enxaneta” que se llevó la peor parte, está fuera de peligro y el resto de afectados solo sufrieron contusiones y alguna que otra rotura menor.
 
En la tradición “castellera”, se suele empezar como “enxaneta” (el niño que corona las construcciones), para ir bajando en la construcción a medida que se van cumpliendo años y ganando peso. Ramón Reche senior, es decir el padre de Ramonet, granadino de origen, es un ejemplo de ello. Empezó siendo “enxaneta” para pasar por todos los escalafones de la construcción a lo largo de su vida. Hoy en día sigue siendo un apasionado de los castells aunque ya no ejerza.


Habrá quien diga que es una locura dejar que tu hijo de apenas 5 años se juegue la vida corriendo tal riesgo, yo mismo digo que me daría pánico ver a un hijo mío hacerlo, pero seguramente si lo hubiera visto en mi familia generación tras generación, mi opinión sería diferente. Leo que en el año 2012 se levantaron 9.300 “castells” a lo largo de las “diadas castelleras” celebradas en toda Cataluña y que sólo un 3% sufrió algún accidente con consecuencias y están documentados tres accidentes mortales en la historia de los “castells”, el último de ellos en 2006, el cual impulsó el uso del casco para los más pequeños que coronan la construcción.

Por encima de la opinión que esta tradición pueda generar, yo sólo puedo decir que asistir a una “diada castellera” es una de las experiencias más bellas y emocionantes que se pueden vivir dentro del marco de las tradiciones, es la unión de las personas por un objetivo común, la emoción compartida, el deseo de que ese “castell” se culmine y no el morbo de que se venga abajo. En definitiva, es una bella tradición que, a diferencia de otras, entiendo que inculca valores positivos de colaboración, solidaridad y unión tan en decadencia en los tiempos que corren.
Os dejo un enlace por si alguien quiere saber algo más y un impresionante video para que podáis entender algo más esta entrada, aunque un video se queda muy lejos de lo que se siente viéndolo en directo me emociono viéndolo en el sofá de casa. Si alguna vez tenéis la ocasión, no la desperdiciéis.

http://es.wikipedia.org/wiki/Castell


Joel Reyes

2 comentarios:

  1. Qué casualidad!! Ayer estuvimos viendo varios videos de castells y del concurso, me emocionaba, se me ponía la piel de gallina y con muchas ganas de ver pronto una diada castellera, tengo mono!!! Gracias por el artículo :-)
    Elisabeth

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  2. La primera vez que viví una diada castellera "com déu mana" fue contigo y Patro, así que tú sabes perfectamente de lo que hablo. La verdad es que si, después de ver el video se me han puesto los dientes largos y alguna que otra lagrimilla ha amenazado con salir corriendo.

    Un beso infinito.

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