martes, 11 de junio de 2013

UMBRAL DE FRUSTRACIÓN

El otro día, ojeando esa prensa que ya se asemeja más a “El Caso” o el “Cuore” que a la tradicional prensa de información general, me llamaba la atención una noticia del lado más amarillo; Paris Jackson, la hija de Michael Jackson había intentado suicidarse.

Partiendo de la base de que el suicidio y la depresión son temas muy delicados que no hay que tomarse a la ligera y de la falta de información de este tipo de noticias, me ha dado por pensar en el umbral de frustración que cada cual poseemos.
Es cierto que si me pongo a pensar en este tipo de personajes me planteo que no debe ser fácil gestionar tu carácter y tu forma de ser viviendo en una burbuja de sobreprotección y lujo en la que todo el mundo te está diciendo lo maravilloso que eres desde el día que naciste. Tu umbral de frustración en estos casos se me antoja debe ser muy bajo, puesto que en tu mundo casi siempre lo has tenido todo con un chasquear de dedos. Muchas de esas personas se aferran al argumento de que es muy difícil vivir con esa presión, con las comparaciones con sus progenitores, con el estar constantemente sometido a la exposición mediática, me da que es más difícil vivir con otro tipo de presiones más “mundanas”, aunque entrar en esos terrenos puede sonar obvio y demagógico. No, imagino que no es fácil, pero en estos casos creo que el papel de la familia y una figura que no te deje separarte demasiado del suelo y la realidad es clave para el desarrollo de esos niños. Pienso en Rafa Nadal y no puedo evitar quitarme el sombrero ante él y su familia.


El mundo en el que vivimos nos hace caprichosos, nos hace estar constantemente deseando algo nuevo, algo diferente, el problema es acostumbrarse a poder tenerlo todo, eso reduce muy mucho ese umbral, eso hace que cualquier pequeño contratiempo se convierta en una montaña difícil de escalar y llega la frustración. La pataleta del niño que no puede conseguir lo que quiere la podemos extrapolar sin  mucho esfuerzo a la reacción que muchos adultos tenemos cuando la vida o las circunstancias nos niegan nuestro último deseo.
Dicen que una vida se define no por las veces que has caído, sino por las que te has levantado, que es una carrera de fondo, una niña caprichosa que te da y te quita, que deja que te confíes para, de pronto, ponerte en tu sitio. Saber gestionar esos momentos de frustración es muy importante para seguir adelante. Discernir entre lo que verdaderamente importa y lo que es superfluo es clave para alcanzar esa utopía que es la felicidad o ese estado de calma para contigo mismo.

Esta sociedad nos programa para perdernos en lo superficial, para enmascarar nuestras taras con apariencia, pero cuando estamos a solas, cuando se cierra la puerta, ni nuestras muletas sociales ni nuestro maquillaje pueden ayudarnos, nos toca mirar dentro, y es entonces cuando descubrimos quienes somos de verdad, sin ornamentos, es entonces cuando comprendemos que en las pequeñas cosas, en todo aquello que no puede comprarse, es donde radican los cimientos que sustentan eso que llamamos “estar en paz”.
Joel Reyes

No hay comentarios:

Publicar un comentario