martes, 4 de junio de 2013

TRENES

Sentado en un banco del andén
veo pasar las vidas que ya no viviré
las que, finalmente, no serán mías,
las vestiduras que nunca más portaré,
algunas saludan amables,
otras ni reparan en mi presencia.

Reviso los tatuajes que casi todas ellas dejaron en mi piel,
algunos aún sin curar, otros descoloridos por el paso del tiempo,
las cicatrices, las sonrisas, lo aprendido, todo es mío, mi arquitecto,
y aunque estoy tentado de dejar que la melancolía tome asiento a mi lado,
una sonrisa en mi rostro gana la partida reparando en la fortuna de lo vivido,
desterrando así, la tristeza por lo que no fue.

Soy un puzzle construido con trocitos de todos esos trenes que pasaron,
que degusté, que unas veces dejé escapar y otras partieron sin mi
saboreo los adioses como preludio de nuevos holas,
y cuando apenas mi mente está abandonándose al sueño del recuerdo,
oigo silbar, a lo lejos, el tren de todo lo que aún está por venir,
de todo lo que aún está por vivir.



TRENES
 
TRENES, QUE PASAN, SE PIERDEN Y NO VUELVEN
TAN RÁPIDOS QUE NI SE DETIENEN
QUE VUELAN, QUE NO MIRAN ATRÁS
 
NUNCA ESPERAN A QUE HAGAS LAS MALETAS
NO PUEDES DUDAR O TE DEJAN ATRÁS
SIN TIEMPO PARA REACCIONAR
 
TRENES, TRENES
 
TRENES, BILLETES QUE NUNCA SE DEVUELVEN
QUE NO SIEMPRE LLEVAN DONDE QUIERES
QUE ACABAN EN VÍAS MUERTAS
 
PUEDE QUE NUNCA LLEGUEN A SU DESTINO
PERDIDOS EN MEDIO DEL CAMINO
SE OXIDAN POR NO DESCARRILAR
 
TRENES QUE SE PIERDEN
TRENES QUE NO VUELVEN
TRENES QUE SILBAN Y SE VAN
 
TRENES QUE NO ESPERAN
TRENES QUE ATROPELLAN
TRENES QUE DEJAMOS PASAR

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