Es innegable que hay gente dotada de un talento natural.
Gente que sin previo conocimiento de una materia demuestra una destreza fuera
de lo común.
Me centraré en el mundo de la música para no dispersarme más
de la cuenta.
La voz es un instrumento del que (casi) todos disponemos
desde que nacemos. Cantar es algo que todos hacemos, mejor o peor, sin embargo
hay personas que sin ningún conocimiento previo poseen una técnica vocal
instintiva y natural que a los que nos dedicamos a esto nos da cierta envidia
(y no de la buena).
Luego está la gente que a base de educación y trabajo
consigue aprender el oficio y llegan a ser grandes cantantes o a sacarse el
máximo partido.
Y luego están los que sin estar dotados de un gran talento
vocal, consiguen encontrar un canal de comunicación que llega a la gente.
Siempre recaemos en los mismos ejemplos, pero nadie puede negar que Sabina, Tom
Waits, Leonar Cohen, Bob Dylan, Tom Petty, Bruce Springsteen, etc., son grandes
artistas y sin embargo no destacan por su calidad vocal. Ellos destacan por su
forma de comunicar, su literatura, su carácter, su factor diferenciador. Son
inconfundibles, son artistas.
Decir que Bisbal y Sabina se dedican a lo mismo es como comparar
el periodismo de investigación con el del corazón, es la misma profesión, pero
pertenecen a dimensiones diferentes. Con mis respetos a ambos, por supuesto. No
niego que Bisbal sea un artista, hace muy bien lo que hace, sin duda, pero
pertenece a un lenguaje muy diferente al de Sabina y no hablo de forma literal.
Es un buen intérprete que pone mucha pasión en su trabajo, pero su
trascendencia no va más allá de su talento vocal (aunque esta es sólo mi opinión, por supuesto).
Y luego está gente como Freddy Mercury, Robert Plant, Jeff
Buckey, Chris Cornell, John Mayer, Sting, Amy Whinehouse, Nino Bravo, Tino
Casal, Ben Harper, etc., que aúnan todas esas características y además
consiguen trascender e influenciar a
miles de personas.
Hay gente con mucho talento y muy poca capacidad de
esfuerzo, que se duerme en los laureles confiando en su don y se apaga como una
vela esperando que el universo valore su magia, hay otra gente con algo de ese
don que lo exprime e intenta sacarle el máximo jugo hasta dominar su profesión
desde otros ángulos. Todos conocemos ejemplos de futbolista talentosos que se han quedado en eternas promesas por su falta de trabajo y disciplina y obreros del balón que sin tanto talento se han convertido en símbolos de su deporte. No daré nombre, pero todos tenemos unos cuantos en la cabeza. Cada cual puede llevarse este post a su terreno. Vale para todo en la vida. Pon amor y pasión en todo lo que hagas.
Así pues, a los que no hemos sido dotados de ese talento natural no nos queda más que seguir trabajando, admirar a los genios e intentar reinterpretar sus influencias hasta hacerlas nuestras, buscar nuestro factor diferenciador y explotarlo al máximo.
Cada día doy gracias por poder hacer lo que hago, no es un
don, es producto del trabajo, la cabezonería, el tesón y el amor por mi oficio.
Ya lo decía Picasso, “cuando la inspiración llegue, que me pille trabajando”.
Joel Reyes
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