Solo el tiempo y la perspectiva que este da, nos ayudan a
entender acontecimientos que en un principio nos costó entender o valorar su
importancia. Las conexiones entre las personas son caprichosas. A veces
aparecen personas en nuestra vida que no son más que nexos con otras personas
que nos han de aportar mucho más, personas “puente”. Otras veces aparecen
personas que como un destello, nos deslumbran con toda su fuerza para sumirnos
de nuevo en la oscuridad en un breve espacio de tiempo, no dejando nada más
allá de ese “fogonazo” de luz, intenso, breve e inocuo a partes iguales. A
veces un episodio triste o desgraciado nos lleva a cosas bellas, a bellos
descubrimientos. Se trata de estar atento a los estímulos, porque uno no sabe
dónde, cuándo ni cómo aparecen esas personas que revolucionan tu vida para
siempre.
Hay personas que nos aportan y enriquecen, otras que no nos
dejan apenas nada pero que son igualmente necesarias para nuestra “construcción”. Hay
personas que nos dan y otras a las que damos, personas que nos ofrecen más de
lo que recibieron de nosotros y viceversa, sólo al final de la historia
entenderemos si eso que llamamos equilibrio universal o karma, realmente
existe. Cuando echo la vista atrás y recuerdo algunos acontecimientos que me
han hecho llegar hasta lo que soy ahora, me doy cuenta de que todo ha formado
parte de una especie de “plan” caprichoso, una especie de puzle que ha sido
construido incluso con piezas que en un principio no parecían encajar ni tener
sentido.
Tal vez sea cierto que todo está conectado, que nuestra vida
esté construida por nuestras decisiones y por todas las personas que nos
“tocan” a lo largo de nuestra existencia, de todos aquellos que nos enseñan o
aportan, con amor o con dolor, qué más da, lo importante es lo que aprendemos
de nuestras vivencias, de nuestros aciertos y errores, si es que se puede
hablar en términos absolutos de acertar o errar. Un error puede dar paso al
mayor de nuestros aciertos. Un descubrimiento parte del error. Todo avance
parte del error.Me maravilla la vida y su incertidumbre, aunque no siempre juegue a nuestro favor, aunque a veces nos regale dolor, el saber que a la vuelta de cualquier esquina nos espera una nueva lección, una nueva conexión, una nueva ilusión, un nuevo aprendizaje es lo que hace que me sienta vivo y alerta, pendiente, afortunado, hambriento por vivir mi tiempo, por vivir mi vida.
Joel Reyes
P.D.: Mi recuerdo y mi respeto a las víctimas y los familiares del accidente de tren de Santiago, aunque ahora nada parezca tener sentido, estas palabras también están escritas para ellos.
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