martes, 8 de octubre de 2013

ACTUALIZACIONES

Al que más o al que menos, el término “actualización” no le será ajeno a estas alturas del partido. Las “actualizaciones” o “updates” están a la orden del día, sobretodo en términos de tecnología. Nuestros teléfonos y ordenadores no paran de informarnos de las últimas actualizaciones de todos esos programas y aplicaciones que condicionan nuestros días y, a veces, no siempre, nos facilitan la vida.

El otro día, mientras corría junto al Manzanares, empezó a rondarme el pensamiento que da forma a esta entrada. Hago un inciso para decir que cuando corro mi cerebro funciona de forma diferente y muchas ideas, respuestas, frases de canciones, etc., nacen de esos momentos en los que estoy a solas conmigo mismo mientras mi cuerpo se cansa y genera endorfinas.
 
El ser humano tiende a pensar que, una vez traspasada la barrera de la adolescencia, apenas si cambia en lo que tiene que ver con sus opiniones respecto al mundo y lo que nos rodea, que nuestras opiniones permaneces casi inalterables a lo largo del tiempo, pero no hace falta echar la vista demasiado atrás para, si somos personas inquietas y atentas, descubrir que nuestras opiniones y percepciones con respecto a la vida, las personas, las relaciones, la política, la religión, el mundo, etc., no dejan de cambiar, que lo que defendíamos con pasión no hace demasiado tiempo ya no lo tenemos tan claro, que lo que antes era blanco ha virado, sospechosamente, hacia el gris, hay quien lo llama madurez, yo, simplemente cambio, como ya he dicho alguna vez, para mí, la madurez está sobrevalorada.


Esas son nuestras “actualizaciones” o “updates”, nuestros nuevas versiones de nosotros mismos, casi idénticas en apariencia pero con novedades, con nuevas "aplicaciones", con una “evolución” con respecto a lo que éramos antes.
Pero como en toda actualización, no siempre "nuestros usuarios” están contentos con la evolución o el desarrollo de nuestros "updates". A veces la versión antigua era mejor, más intuitiva, adaptativa, ágil y práctica a ojos de los demás.

Las “actualizaciones” basadas en la experiencia y el ensayo-error, deberían caminar hacia adelante, pero eso solo ocurriría en un mundo perfecto, y, me da, que no es el caso, entre otras cosas porque, como se suele decir, nunca llueve a gusto de todos. Las personas no siempre caminamos hacia adelante. No siempre sacamos las conclusiones acertadas de los errores, ni escogemos la mejor opción. En muchas ocasiones la experiencia nos vuelve miedosos, conservadores, poco propensos al riesgo, pero a veces, hay gente, como Enrique, que lo ve claro. No es dónde estamos, sino dónde queremos estar.
Yo quiero pensar, porque así lo siento, que mi última actualización es la mejor de todas, que mi yo actual es mi mejor versión, la que más me gusta, para mí, para la vida que quiero vivir, la que más encauzada está al hombre que quiero ser y ofrecer a los demás, a los valores que quiero que rijan mi vida, queda mucho por recorrer, mucho, pero siento que estoy en el camino correcto… y me gusta.

Joel Reyes

2 comentarios:

  1. Soy Andrea, la amiga de Matías.
    Nunca antes te había escrito nada directamente, pero me alegro de que sea con esta entrada con la que me haya lanzado a ello.
    Siempre me he considerado una persona en constante cambio. Un cambio tan frenético que incluso a veces me angustia el hecho de quedarme estancada en algún punto del que no consigo adivinar la causa.
    No estoy de acuerdo con lo que dices "Eso sólo ocurriría en un mundo perfecto" Básicamente porque la perfección en sí no existe y eso ya está ocurriendo. Es decir, a pequeña, tal vez diminuta escala, ocurre.Yo misma y puedo adivinar que también tú y la gran mayoría de gente que nos rodea, aprendemos y nos actualizamos de eso que llamas "ensayo-error"
    Sin ir más lejos en el complicadísimo mundo de las relaciones amorosas ¿Qué hacemos cuando superamos una ruptura? Concluir después de un tiempo en todas las cosas que hemos podido hacer mal, que no nos gustaría volver a hacer, incluso descubrimos qué cosas nos gustan más y qué cosas buscamos.
    Coincido contigo en el tema de la madurez, personalmente me parece algo a lo que le damos demasiada importancia. Te lo dice una persona que duerme con calcetines por miedo a que le roben los pies por la noche. Una persona cuya madre le encanta ponerse a corretear por el jardín persiguiendo cobayas como si fuera una niña de 8 años. Pero es feliz. Ella es feliz. Y si ella es feliz, ¿Por qué tacharla de inmadura?
    Las personas tendemos a etiquetarlo todo, a ponerle nombre a todo por miedo a perder la noción de las cosas que nos rodean. Y lo que es peor, tendemos a censurar todo aquello que no coincide con nuestra propia forma de ser.
    Con lo bonito que es darse el placer de conocer algo sin tener previa noción de lo que es, sin esperar de ello lo que debería ser, dejando simplemente que sea.
    Lo mismo pasa entre las personas. Tendemos a esperar que los demás cumplan nuestras espectativas cuando no tienen por qué. Por eso es por lo que a muchos de los que nos rodean no les gustan nuestras actualizaciones. Porque si tú o yo decidimos actualizarnos, lo hacemos por nuestro bien, no por el suyo. Dejamos de ser como ellos quieren para ser como nosotros queremos. Y eso nunca gusta.
    Lo peor de ser humano muchas veces es ese complejo de ser "el ombligo del mundo" y poseer pensamientos que hacen que antepongamos nuestros deseos a las necesidades de los demás.
    Te voy a ser sincera. Creo que he perdido del todo el hilo del por qué estoy escribiendo esto. Creo además que simplemente quería escribirte algo. Y que al fin y al cabo estoy soltando muchas cosas así porque sí. Porque leer esto me ha recordado la de veces que me han dicho "Andrea, tú antes molabas" Y no. No, joder. Yo sigo molando. Molo incluso mucho más que antes. Porque ahora soy capaz de compartir sinceramente la felicidad y el amor ajenos. Además, sé escribir. Y una persona que sabe escribir... siempre mola.

    Te dejo ya tranquilo. Muchas gracias por tu música.
    Muchas gracias por hacerme pensar esta mañana.

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  2. Hola Andrea,

    no sabes cuanto agradezco tus palabras, siempre son un refuerzo para mi y este blog que cada día me hace más bien. Conseguir removerme y remover es mi único objetivo, y cuando lo consigo me siento bien.

    Lo del mundo perfecto era una forma de hablar porque, obviamente, no puede existir un mundo perfecto cuando cada cual lo percibimos de forma diferente.

    Dices muchas cosas en las que está inspirada esta entrada. Hablas de rupturas, de vivencias que nos hacen ver a las claras lo que queremos y lo que no en nuestra vida y nuestras relaciones (del tipo que sean).

    Creo que esas actualizaciones de las que hablo solo deberían satisfacernos a nosotros mismos (si son a mejor, claro), básicamente por dos motivos: el primero porque si así es, eso nos supondrá una felicidad y satisfacción con nuestro nuevo yo que se reflejará en nuestra relación con los demás, y lo segundo porque si tú estás contenta con lo que eres, al que no le guste, que no mire. Si antes molabas y ahora no para alguien, tal vez solo sea porque ese alguien se quedó en otro punto del camino (o eligió otra dirección) y tú has seguido caminando, ni en mejor ni en peor sentido, sólo en otro diferente, más acorde con lo que buscas y con la persona que quieres encontrar en ti.

    Y tú, sin conocerte, molas. Porque piensas, vives, evolucionas, aprendes, protestas, reaccionas, escribes... y eso solo lo hace gente que mola, aunque no siempre resulten cómodos a los ojos de los demás.

    Un beso y gracias por tus palabras.

    Joel

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