Un hombre golpea a una mujer en plena calle.
Algunos curiosos observan la escena sin demasiada sorpresa. Los más, la
ignoran.
Los chicos de la primera escena han cometido un
delito. Al hombre de la segunda le ampara la ley.
Podríamos pensar que esta situación se da muy
lejos de nosotros, pero no, esto ocurrió en Nador, una ciudad cercana a Melilla
al noreste de Marruecos.
Los jóvenes fueron detenidos por “atentar contra
la moral pública” y actualmente se encuentran a la espera de juicio.
A través de la red se convocaron varias
“besadas”, como protesta por la detención de los jóvenes. La convocada frente
al parlamento de Rabat terminó con una carga contra los “manifestantes” por
parte de jóvenes musulmanes y policías de paisano que grababan la escena con
teléfonos móviles, una carga que transcurrió al grito de "Libertad, libertad" o
"Viva el amor" por parte de los iniciadores del beso colectivo, y los
de "Somos musulmanes", "Fuera de aquí, satánicos" o
"Abajo la inmoralidad", por parte de sus perseguidores.
Muchos
ciudadanos observaban la escena sin mezclarse, pero recriminando la iniciativa
del beso público con argumentos como que Marruecos no es un país europeo, sino
musulmán y hay cosas que "no se hacen". Pegar a una mujer no es una
de esas cosas que “no se hacen” por ir en contra de la ley musulmana.
Habrá
quien me tache de populista o demagogo. Me la pela.
Respeto a
la libertad religiosa, por supuesto, pero también a la defensa de los derechos
humanos y a la libertad de expresión.
Podría extenderme en esta entrada pero creo que
todo, o casi todo, está dicho.
John Lennon dijo: “vivimos en un mundo en el que
hay que esconderse para hacer el amor mientras la violencia se practica a plena
luz del día”.
Joel Reyes
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