sábado, 26 de octubre de 2013

SINCRONICIDADES

La sincronicidad es el término que acuñó Carl Gustav Jung para definir  la coincidencia temporal de dos o más sucesos relacionados entre sí de una manera no causal, cuyo contenido significativo sea igual o similar”, diferenciándola del sincronismo que definía como “la mera simultaneidad de dos sucesos”.

Creo firmemente en la sincronicidad sobretodo cuando la vivo constantemente. Es la demostración de que todo está conectado, de que nuestro pensamiento es mucho más poderoso de lo que creemos y de que por encima de la distancia física hay conexiones mentales ineludibles.
Hoy ha sido un día en el que he podido vivir dos sincronicidades en mis propias carnes, a las que puedo añadir una tercera de mi amigo Alex.


Estaba esta mañana corrigiendo una antigua entrada de mi blog, una entrada que escribí pensando en una persona en concreto, persona de la que hacía meses que no sabía nada. He recordado el momento en que dejamos de hablar y el motivo por el que lo hicimos, incluso he pensado qué le diría en el caso de tener noticias de la misma. Una hora después esa persona me ha escrito.

Más tarde, y mientras repasaba otra entrada (por el motivo que pronto os contaré) que hablaba de mi estancia en las islas, concretamente en Fuerteventura, mi amigo Alex ha empezado a tararear la canción que escribí en esa isla, dedicada a ese lugar y a una persona que en él conocí. Por supuesto que Alex no sabía en qué estaba trabajando en ese momento.

Más tarde Alex me ha contado que iba por la calle pensando en un amigo al que tenía que llamar y de pronto le ha golpeado en el hombro.
Mucha gente lo llama casualidad. No niego la casualidad, pero desde luego que creo mucho más en la causalidad y en las energías entre las personas, en las conexiones, en el poder de nuestra mente.

Somos poderosos y nuestras posibilidades son infinitas, sólo es necesario creerlo. El universo es mucho más grande de lo que nuestra escasa capacidad nos permite ver y nosotros muchos más capaces de lo que nos permitimos  aceptar.
Abre los ojos.

Joel Reyes

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