Uno nunca sabe cuando escribe una buena canción. El proceso
siempre suele ser parecido. Surge una idea, si parece interesante le das una
oportunidad. Ahí tu plano cambia. Si apuestas por ella debes ir a tope. De
pronto sientes que lo que estás haciendo es cojonudo y la pasión hace el resto.
Horas y horas dando vueltas a una frase, a un cambio armónico, a la más
insignificante tontería. Creo que si alguien ajeno a la música pudiera ver ese
proceso, uno, valoraría mucho más el oficio de hacer canciones, dos,
comprobaría, sin lugar a dudas, que estamos como una puta regadera.
Luego llegan las dudas. Una vez el esqueleto de la canción
está más o menos cerrado, la estructura empieza a tambalearse, todo te parece
que no es suficientemente bueno y no sabes qué pensar. Todo se llena de duda.
Recuerdo cuando escribí canciones como “Universos
paralelos”, “Nunca he bailado bien” o “Eléctrico”. No crees que hayas escrito
una gran canción, simplemente te parecen bonitas. Recuerdo todas las dudas que
tuve con “Universos…” o lo que me costó dar con el estribillo de “Eléctrico”.
Tenía el tema escrito y había probado con varios estribillos, pero ninguno me
convencía. La dejé reposar y un día, de pronto, simplemente apareció. Luego el
tiempo y vuestros oídos las hacen canciones que marcan una diferencia.
El otro día Toni me pasó un arreglo acústico de un tema sin
melodía ni letra, tan solo unas inspiradoras guitarras acústicas en ritmo 3x4.
Llevaba unos días escuchándola y buscando algo que pudiera encajar. Ayer
apareció. Primero una melodía, casi a la vez la letra.
Supongo que las referencias al espacio en las letras es una
constante en el mundo del rock. Bowie abrió la veta, al menos a nivel popular,
con su “Space Oddity”, la Steve Miller Band y su “Serenade” no se quedaron
cortos. Yo no he utilizado mucho ese recurso, pero es cierto que en “Gracias”
el tema que dará título al nuevo disco de Malacabeza, lo utilizo. Es
probablemente mi tema favorito del disco y me estoy planteando regrabarlo para
mi próximo trabajo en clave más acústica y acorde con el concepto de producción
que estamos desarrollando Miguel y yo.
Pues bien, he vuelto al recurso espacial en este nuevo tema.
Reconozco que el hecho de haber visto hace unos días la película “Gravity” ha
influido y ciertas imágenes acudían a mi cabeza mientras la escribía (a pesar
de que la peli me pareció flojita). Se titula “Gravedad” y a día de hoy está en
momento “duda”. Voy a grabarla para ver que sensación me da. A priori me gusta
mucho, pero este proceso de no saber qué cojones has hecho es inherente a la
composición.
De momento dejo por aquí algunas estrofas brutas:
Dime qué se esconde tras tus labios
El silencio atrona cada día más
Dentro de la
nave
No se aprecia que la tierra
No deja de girar
La conexión no parece posible
Me aíslo cada día un poco más
No hay rastro de ti
La misión termina sin casi haber comenzado
Debo regresar
Voy cayendo en barrena
Mis alas se quiebran
No sé como aterrizar
Hoy regreso a la tierra
Desde tu planeta
Ya siento la gravedad
No hay comentarios:
Publicar un comentario