martes, 25 de noviembre de 2014

TRAS LA RESACA

Ayer llegué a Tarragona de nuevo tras unos días increíbles en Madrid. Lo he disfrutado como si fuera mi primera visita a la capital. Ayer mi cuerpo era un desecho. Hoy empiezo a volver a ser persona.

El miércoles disfruté de un GRAN CONCIERTO de Eladio y los seres queridos en La Sol. Gran bolo. Lo disfruté mucho. Pude charlar con Eladio, gran tipo, con esa ironía tan gallega que transmiten sus canciones y su discurso.


El jueves éramos nosotros los que nos subíamos al escenario. El Libertad 8, siempre el Libertad. No quiero dejar nunca de subirme a ese escenario. La historia de mi vida desde que me trasladé a Madrid podría contarse a través de todos mis conciertos en ese bendito lugar. Lo de santuario no le viene nada grande. No son conciertos, son liturgias.


Sólo los que estuvisteis allí podéis entenderlo. Fue increíble. Lo disfruté como pocas veces. A veces uno termina un concierto y se da cuenta de que apenas si tiene recuerdos del mismo. La tensión y estar a otras cosas es lo que tiene. El otro día no ocurrió eso. Salí al escenario extrañamente tranquilo y dispuesto a disfrutar desde el primer acorde y vaya si lo hice. La presencia del “niño” Alex me ayudó mucho, me dio un plus de tranquilidad que necesitaba. Los que estuvisteis ahí hicisteis el resto. Escuchar al Libertad cantar tus canciones (algunas de ellas aún no editadas) es indescriptible. Además no estuve solo. Mi broder Vudú me dejó compartir un “Cuando las calles gritan” que quedó bien bonito. Luego vino la orgía de invitados: Markitos y su “ukelele”, Alfonso en la acústica agazapado tras la maleza. Fue una noche increíble. Arita volvió a compartir conmigo “Si supieras” y puso la guinda a semejante pastel.


El viernes tocaba un poco de calma y fue día de barrio y tranquilidad, pero no del todo. Por la noche estuve en “El triángulo de las verduras” poniéndome al día con Rubén, Isabel, Antonello y Alex (Zurdo esta vez). La cosa no pasó a mayores.

Llegó el sábado, 22 de noviembre. Día importante por dos motivos. Ese día terminaba la campaña de crowdfunding de “El fuego amigo”. Ese día presentaba su nuevo EP mi primo Alfa. Me pasé parte del día haciendo un resumen de todo lo conseguido y de todo lo que me quedaba por delante; Alrededor de 130 envíos, 54 letras manuscritas, 40 video dedicatorias… mucho trabajo pero que voy a hacer y disfrutar con gusto. Estoy donde quiero estar.

Llegó la noche, y tras un poco de estrés debido a una inoportuna avería en la acústica que iba a tocar Pablo Galiano, mi Breedlove tuvo el honor de compartir escenario con semejante banda y en semejante noche, ¡qué suerte la suya!.

Es cierto que Alfa me tiene ganado y no soy objetivo, pero, ¡qué coño!, hizo un bolazo tremendo, objetivamente y sin paños calientes. Se le vio disfrutar como un niño, la sala presentaba un aspecto cojonudo, la banda estuvo impecable y él simplemente hizo lo que tenía que hacer, disfrutarlo como si no hubiera mañana. Chapeau, Alfredo.


 La noche nos deparó alguna cerveza más y acabé intercambiando la camiseta con Alfredo en un momento de exaltación de la amistad como dos futbolistas, no rivales, sino del mismo equipo, el de los peleones.


 Aún quedaba el domingo y el cuerpo pedía descanso, pero aún teníamos que disfrutar de un concierto vermút de Fetén Fetén, el cumple de Elisabeth y Benjamín, y en definitiva terminar mi visita a Madrid como merecía, por todo lo alto y con mi hígado pidiendo la hora. Otro día para enmarcar rodeado de gente a la que quiero y me quiere. Soy un tipo con suerte, pero como el otro día escribía otro amigo, Damián, la suerte no se tiene, se busca. Y yo no dejo de buscarla.

Luego tocaba coger el AVE rumbo a Tarragona ¡a las 5.50 de la mañana!, eso si dolió. Mañana volvemos al trabajo y a empezar a pulir la fachada de “El fuego amigo”. Os seguiré manteniendo debidamente informados.

No sé muy bien el porqué de este resumen de mis días en Madrid. Supongo que es una manera de tener una prueba gráfica de él, y si en algún momento quiero revivirlo, sólo tendré que releer esta entrada.

Gracias a todos los que siempre estáis ahí regalándome vida, regalándome vuestro fuego.

Os quiero,


Joel Reyes

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